A 20 años del fallecimiento de Tristan Baena
Palabras pronunciadas FERNANDO GALLARDO con motivo de la Santa Misa celebrada en la Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes, el jueves 9 de octubre conmemorando el vigésimo aniversario del fallecimiento de quien fuera el primer Rector del Instituto San Román.
SEMBLANZA DE DON TRISTÁN BAENA
La gratitud es la memoria del corazón.
El sábado 4 de octubre ppdo. se cumplieron 20 años del fallecimiento de Don Tristán Baena.
A lo largo de su vida dedicada por entero a su amado San Román, puso en práctica en las acciones cotidianas
el lema inolvidable del Padre Román: ¡ Siempre más, siempre mejor, siempre adelante !
Hubo otros hombres antes y también los hubo después, pero él es referencia obligada.
Efectivo en los fines, eficaz en las obras, eficiente en los hechos. Su entrega absoluta a la obra no sabía de pausas ni de renuncios.
Trabajó sin descanso durante más de cuarenta años y siempre se brindó por entero con la alegría de crear algo
nuevo, de superar lo hecho, con gusto por la docencia y sabedor del poder del buen ejemplo.
Es el eterno maestro y fue » el alma mater y pater de San Román «, como alguna vez dijera la querida profesora Sra. Antonia C. de Gallicchio.
A su vez, también fue el iniciador de muchos de nosotros, sus ex-alumnos, en esta actividad docente noble y abnegada, de entrega total hacia la obra San Román.
Creo interpretar el pensamiento y el sentimiento de los aquí presentes, especialmente de los ex-alumnos y ex-profesores, expresando de corazón que Don Tristán Baena ha dejado en nosotros » luces encendidas que no se apagarán jamás…»
Nada más cierto.
Los hombres pasan; las obras quedan.
He aquí, muy cerca, su mejor testimonio.
FERNANDO GALLARDO